sábado, 10 de abril de 2010

Nau mai Haere mai

Auckland nos recibió el martes 9 de marzo del 2010 con un saludo tradicional maorí “Nau mai! Haere mai!”; su traducción al español sería Bienvenido! Bienvenido!,

- Ok, muchas gracias!

Los controles de inmigración y de aduana fueron sumamente rápidos; pensaba que iba a ser más compleja la cosa por eso de traer 4 kilos de yerba mate; pero lo declaramos (como corresponde), se lo dijimos al oficial que nos atendió (por cierto muy simpático), y todo resuelto, ningún control en especial. Digamos, un buen comienzo…

En Auckland estuvimos tres días que fueron destinados a gestionar los trámites imprescindibles (la millonaria cuenta bancaria jaja, y el número IRD -número fiscal-), comenzar a buscar trabajo en Tauranga (próximo destino donde iríamos) y recorrer la zona céntrica de Auckland.

Si bien Auckland no es la capital de Nueva Zelanda (Aotearoa en maorí, que significa la tierra de la larga nube blanca) es la ciudad más importante del país, tiene 1.200.000 habitantes, y es una ciudad multicultural (hay una considerable comunidad asiática y la mayor población urbana polinesia del mundo conformada principalmente por samoanos, isleños de Cook, Tonga, Fiyi, Tokelau, Tuvalu, etc.). Por momentos sentí que estaba caminando por las calles de algún país asiático, y no entre kiwis.

Otra de las características de Auckland es su geografía, es una ciudad marcada por los conos volcánicos (esto traducido al charrúa significa que hay muchas y considerables subidas y bajadas). Tiene unos 50 conos volcánicos (y dicen, que no todos extinguidos, hubo 19 erupciones en los últimos 20.000 años –ustedes dicen que se puede estar con tanta mala suerte que justo el día que vayamos a Auckland y estemos recorriendo algún cono volcánico éste explote desde las profundidades de la naturaleza? jaja-).

Auckland es también conocida como la “ciudad de las velas”, entre sus dos puertos naturales hay 135.000 embarcaciones.

Me impresionó de Auckland (y me sigue sorprendiendo de los lugares que conozco) la combinación impecable entre funcionalidad y estética que han desarrollado las ciudades; sus espacios públicos, “todo está ordenado y es muy lindo”. Talvez algunos de mis colegas sociólogos pueden ayudarme en definir esto un poco más científicamente.

Impresiona la Sky tower, una torre gigantesca de 328 metros (robo letra: “parece una aguja hipodérmica gigante pinchando el cielo”, gracias Lonely Planet); desde la cual se puede disfrutar la vista de la ciudad.

Quedé absolutamente asombrado con la biblioteca de Auckland. Tiene 3 pisos, salas de informáticas, y además de las respectivas colecciones de libros y revistas se pueden encontrar colecciones de mapas, música, películas, etc., etc. El Internet es gratis, así que nosotros como tantos otros íbamos con nuestras laptops y estábamos horas colgados en la aldea virtual. Nunca me había sentido tan a gusto en una biblioteca; a diferencia del resto de las bibliotecas que pareciera que te invitan a irte, a no estudiar más; ésta te invita a deleitarte con el conocimiento del mundo.

Un lugar sumamente descontracturado, las clásicas mesas y sillas formales le dan espacio a sillones, pufs, sillas descontracturadas y todo el staff necesario para pasar horas en la library.

Anduvimos recorriendo el Albert Park, un parque muy lindo, también recomiendo darse una vueltita por ahí.

La 18 de julio de Auckland es la Queen Street, la homenajeamos tomando unos mates ahí.

Hay una cultura del reciclaje impresionantemente agradable, todo el mundo respeta y adhiere esta sana costumbre.

Las calles asombran por su limpieza, hay una foto que demuestra científicamente lo que estoy diciendo.

De yapa vienen unas fotos de arquitectura, ciertos edificios que me gustaron; y la foto del que fue nuestro hogar por 3 días, el BK Hostel.